El PRP es un producto que se obtiene mediante el centrifugado de la propia sangre del paciente (material biológico autólogo) para conseguir así una gran concentración de plaquetas (alrededor de entre 60.000 a 1.500.000 x mm3). Este tratamiento de plasma rico en plaqueta es una técnica con la que se consigue estimular la regeneración celular, reactivación del colágeno y renovar los tejidos epidérmicos utilizando para ello la propia sangre del paciente. El procedimiento del tratamiento facial con plasma es muy sencillo. Se extrae sangre del brazo del paciente y se introduce en una maquina especifica que se encarga de centrifugarla. Una vez que la sangre se centrifuga, se inyecta el plasma obtenido en la zona que se quiera tratar.
Aquí hay un resumen de los pasos típicos en un tratamiento de PRP facial:
- Extracción de sangre: Se extrae una pequeña cantidad de sangre del paciente, generalmente de una vena en el brazo.
- Centrifugación: La sangre se coloca en una centrífuga para separar los componentes, concentrando las plaquetas y otros factores de crecimiento.
- Preparación del PRP: El plasma rico en plaquetas se prepara a partir de la porción de la sangre rica en plaquetas.
- Aplicación: El PRP se aplica tópicamente en la piel del paciente.
- Tiempo de recuperación: La mayoría de las personas pueden reanudar sus actividades normales después del tratamiento, ya que el PRP es autólogo (proviene del propio cuerpo del paciente), lo que reduce el riesgo de reacciones adversas.
Es importante señalar que los resultados pueden variar entre individuos, y se pueden necesitar múltiples sesiones para obtener los resultados deseados. Además, es fundamental que este tipo de procedimiento sea realizado por un médico especialista calificado en un entorno clínico adecuado.
