Nueve meses tras someterte a un trasplante capilar es un momento de transformación visible y convincente. A esta altura, el cabello trasplantado ha superado las etapas iniciales de caída (“shock loss”) y fase de latencia, y ya se encuentra en una fase de crecimiento activo y maduración consistente. Las zonas receptoras muestran una mayor cobertura, densidad y grosor, los folículos nuevos ya no lucen finos o débiles, sino más robustos, con textura que se aproxima a la del cabello natural alrededor. La línea capilar suele estar claramente definida, sin los bordes ásperos que se veían al principio, y se integran de modo armónico con el cabello nativo.
Para mantener estos resultados y asegurar que la maduración continúe favorablemente, factores como el seguimiento postoperatorio (cuidado del cuero cabelludo, alimentación, evitar traumatismos), posibles tratamientos complementarios (como terapias de estimulación, suplementos) y paciencia son claves. Lo que se ve al mes 9 es un triunfo significativo, pero aún no el cierre total del proceso, el cual suele completarse al año o poco más.
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